jueves, 23 de mayo de 2013

Justicia económica

"El señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén para que lo trabajara y lo guardara" - (gen.2,15) 

Tras éste alegato, podemos afirmar que la finalidad del ser humano es trabajar. Dios creó al hombre para trabajar. Está en la naturaleza de éste. Sin embargo, el ser humano ha pasado toda su historia siendo víctima de una continua alienación. Alienación entendida como una situación vital en la que el ser humano se encuentra desposeído de su propio yo. Esta población víctima de ésta alienación es conocida por Karl Marx como el proletariado. El proletariado vive en una situación de explotación y miseria. En cualquier época de la historia, siempre ha existido una clase social explotada por otra. Es aquí a donde quiero llegar. ¿Es el sistema económico actual justo?

La alienación económica Marxista es la siguiente:

El sistema capitalista tiene fácil explicación: Pocos ganan mucho, y muchos ganan poco. Para que los de arriba estén satisfechos, los de abajo tienen que sufrir. El capitalismo se basa en el egoísmo individualista del ser humano, y en la posesión de los medios de producción por el estado. Los de abajo, los proletarios, no son más que simples herramientas usadas por lo que gobiernan este mundo para ganar dinero. Estos, como dicho anteriormente, viven en una situación de explotación y miseria, ya que a la clase social explotadora les da igual las condiciones materiales en las que se dé esa producción, lo que interesa es que produzcan. El proletario es una pieza más en el proceso de producción - un objeto que apenas vale un mínimo salario al que cuánto más beneficio se saque mejor. No obstante, ¿qué propone Marx?.



Como ya he mencionado en repetidas ocasiones a lo largo de este blog, la característica propia del ser humano es el trabajo. Pero el trabajo no es la actividad de una persona únicamente, es la actividad de una totalidad global. Para Marx, sólo en el seno de esa sociedad, de esa colectividad, puede el hombre hacerse a sí mismo. Propone entonces una sistema comunista, que ponga fin a las clases sociales, las propiedades privadas, para así evitar el egoísmo del ser humano, y por consiguiente la eliminación del estado. ¿Pero acaso está proponiendo un sistema justo, contrario a lo que criticaba antes?. Analicemos. Para Marx la fuerza está en la colectividad del trabajo. Así pues, el ser humano no es más que una herramienta, un instrumento que debe estar sujeto a un todo. Que el ser humano esté sujeto a la colectividad implica la anulación de la libertad de éste y por lo tanto el sistema comunista va en contra  de la naturaleza humana.

Dios hizo libre al hombre, y lo creó para que trabajara. Estos dos conceptos no pueden autoimponerse el uno al otro, ya que son fundamento de todo lo demás. Pero parece ser que la ciencia creada por el propio ser humano, la economía, pilar de todas las estructuras de las sociedades a lo largo de la historia, no puede existir sin una alienación del ser humano. Y es aquí dónde yo, incapaz de contestarla por mi cuenta, les planteo mi más ansiada pregunta:
- ¿Puede ser justa la economía?




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